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Dar la vuelta al negocio tradicional

Dar la vuelta al negocio tradicional

Dar la vuelta al negocio tradicional

Pues tiene mucho que ver. Resulta que si pretendes basar el éxito de tu negocio en lo bien que haces algo y en lo barato que lo vendes estás apelando a una decisión racional. Pones en la balanza de las decisiones aspectos tangibles como la calidad, la perfección, la relación valor del producto y su fabricación con el precio… y, muy probablemente, vas a perder la batalla.

Los negocios que tienen éxito son aquellos que apelan a las emociones, a las experiencias, a la creatividad, la sorpresa y la innovación. Son, además, no solo son los que venden más, sino los que venden más caro y obtienen mayor beneficio por cada producto.

Antes te decía que con la mentalidad del siglo XX no se puede emprender hoy. Y sin embargo sí es posible hacerlo con la mentalidad del siglo XIX. ¿Por qué?

Es muy sencillo. El siglo XX ha sido el siglo de la Gestión empresarial y el Marketing basados en la eficiencia de la industrialización de los procesos productivos. Las economías de escala basada en producir más, más rápido, más barato y hacer que se consuman muchos productos nos han llevado al consumismo en el que hoy vivimos.

Sin embargo, el consumidor del siglo XXI es un consumidor de experiencias, que tiene a su alcance todo el mundo a través de Internet. Si quiere comprar algo funcional y barato puede hacerlo en cualquier tienda online del mundo. Pero ese consumo no es en el que está el beneficio. Está el volumen de transacciones, pero no el beneficio.

El beneficio se sitúa en la compra irracional (emocional) y experiencial. De ahí que a la hora de emprender un nuevo negocio debas darle la vuelta a la visión tradicional tal y como lo hizo Alicia. ¿Esto le garantiza el éxito? Nooo, cómo le va a garantizar eso. Como todos los negocios, su éxito dependerá de la capacidad de gestión, de marketing de captación y de seducción de sus clientes.

El cliente del siglo XIX tenía más que ver con el del siglo XXI que con el del siglo XX. Los negocios eran menos industriales y más artesanales, lo que garantizaba una experiencia de uso de los productos única, diferenciada y personalizada. De ahí que un negocio del siglo XXI pueda enfocarse también como un negocio del siglo XIX (pero con los beneficios del marketing y la comunicación social del siglo XXI).

No garantiza el éxito, pero sí garantiza la diferenciación, un elemento fundamental para conseguir un buen posicionamiento y trabajar el negocio desde ahí.

Así que si quieres emprender, dale una vuelta a tu negocio. Primero plantéate que no vendes productos, que vendes servicios asociados a esos productos, y segundo que vendes experiencias asociados a esos servicios.Alicia no vende gominolas para adultos. Alicia vende una tarde de risas y de diversión con los amigos mientras pruebas los diferentes sabores de las gominolas y los comparas con los de las bebidas tradicionales.

Y tú, ¿qué vendes?

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